Érase una vez, en un pequeño lugar, no muy lejano, rodeado de vacas y grandes montañas verdes y serenas, se encontraba un pueblo rural llamado Augverne, en un rinconcito allá perdido por Francia.
En él, comienza esta linda historia, de la que forman parte una pequeña escuela, un solo profesor, unos alunmos(niños y adolescentes) inocentes y con muchas ganas de aprender y unos padres sencillos y humildes, que lo intentan dar todo por su familia.
En las altas montañas, los días comienzan desde tempranas horas de la mañana, antes de que amanezca...con un ruido de viento poderoso, los adultos se levantan para empezar sus jornadas laborales, entre vacas y prados, comienza un nuevo día para ellos. Un poco más tarde, con un ruido de motor, los más pequeños de la casa se enfundan en abrigos para afrontar su nuevo día, directos hacia un camión donde se transportaran a la escuela.
No todos viven tan lejos, por ello, los demás, utilizan sus propios medios de transporte, como una simple bicicleta, o sus pies para caminar hacia la escuela, donde el profesor cada mañana, les estará esperando en la puerta, con una amplia sonrisa, y todo preparado para empezar.
Allí un profesor estricto pero sereno, ayuda a aprender desde los más pequeños, hasta los mayores que están apunto de pasar a la escuela secundaria. Todos, estan unidos en una misma clase, que es abierta e intercultural, ya que hay niños de todas las edades y de otras culturas.
Esta organizada por espacios y rincones, en diferentes grupos de trabajo.
Un deber de matemática que compromete a toda una familia en torno del escolar puede ser toda una epopeya; el lento entrenamiento en la convivencia con el compañero al que se detesta (o se teme), un arduo paso en la distinción entre las propias fronteras y el respeto hacia el otro; la primera aproximación de un chiquitín a la noción de infinito, una aventura fascinante; la perspectiva de abandonar la acogedora intimidad de la pequeña escuela de aula única para ingresar en el colegio secundario, institución grande, anónima y burocrática, un ensayo de la incorporación al mundo adulto, siempre ancho y ajeno.
Todo ello, se vive en entre estas paredes, donde un profesor se encuentra al borde de su jubilación, con pena por no querer dejar este trabajo al que le ha dedicado tantos años y al que le tiene verdadera vocación.
Aprender a contar, a cocinar o a escribir al dictado como a compartir juegos, a respetarse a sí mismos y a los demás y a expresar miedos y preocupaciones.En este lugar no solo se aprende a formar inteligencia,sino valores íntegros de cada persona.Por ello el profesor muestra una actitud cercana hacia los niños, dándoles plena confianza, para que se apoyen en el, en todo momento, ya sea para aprender a leer, una cuenta de multiplicar, la geografía...o para abrirse en el sentido de contar problemas, experiencias, miedos internos...
La enseñanza que realiza es llevada a cabo mediante juegos, por ejemplo a la hora de leer los niños se colocan en una mesa individualmente con el profesor. La relación entre el profesor y sus alumnos por tanto es muy cercana y les ayuda en sus relaciones sociales, inculca en sus alumnos por tanto valores morales, higiene, cocina, etc.
Cabe destacar que existe un sólo profesor para todas las asignaturas, y él se encarga de ofrecer aprendizaje a sus alumnos en todos los ámbitos posible.
El horario es de mañana y tarde, de manera que comen en la escuela.Y al finalizar la dura jornada escolar, vuelven a sus casas para hacer el papel ya no de simples niños que estudian en una escuela, sino de semi-adultos, ayudando a las tareas domésticas, incluso en los propios trabajos de los padres(como conducir un tractor, recoger la paja del establo...)Las familias son como una comunidad de agricultores comprometidos con la formación de sus hijos, para que puedan desarrollarse y ser felices, y por ello cuando los pequeños vuelven a casa, se ve que sus padres siempre estarán dispuestos a echarles una mano con los deberes.
Los rostros de los niños, sus gestos sencillos y sus miradas limpias. También el encanto de la misma escuela, el alto edificio aislado, la verja…todo se envuelve en un ambiente maravilloso.
Presenta la ternura de los niños de cuatro años, su admiración ante lo que aprenden, su confianza desarmada; y presenta también las dificultades interiores y de comportamiento de los preadolescentes de diez o pocos más años, su noble reacción ante quien sabe serles amigo. Todo bajo la “autoridad tranquila” de un maestro que es también un creador, un despertador de almas…
El profesor no sólo actúa como docente, sino también como tutor y orientador. Cuando los alumnos discuten entre sí, tienen problemas extraescolares o algún tipo de déficit en el aprendizaje, el maestro trata de poner solución a estas situaciones a través del diálogo, la moral, y la razón , además de enseñar a los alumnos a cumplir con su palabra. Otra de las enseñanzas que intenta transmitir a sus alumnos es ante todo el "RESPETO y SABER ESTAR".
Sobrecogedor es cuando el rostro del profesor se torna melancólico al rememorar sus 35 años de maestro, y como cada día está más cerca de que eso acabe.
Y se cierra este "cuento real" como las obras maestras se cierran: con un final admirable, tan simple, y al mismo tiempo tan cargado de sentimientos y de ideas, que enriquece la mente y duele en el corazón, y lo esponja.
En él, comienza esta linda historia, de la que forman parte una pequeña escuela, un solo profesor, unos alunmos(niños y adolescentes) inocentes y con muchas ganas de aprender y unos padres sencillos y humildes, que lo intentan dar todo por su familia.
En las altas montañas, los días comienzan desde tempranas horas de la mañana, antes de que amanezca...con un ruido de viento poderoso, los adultos se levantan para empezar sus jornadas laborales, entre vacas y prados, comienza un nuevo día para ellos. Un poco más tarde, con un ruido de motor, los más pequeños de la casa se enfundan en abrigos para afrontar su nuevo día, directos hacia un camión donde se transportaran a la escuela.
No todos viven tan lejos, por ello, los demás, utilizan sus propios medios de transporte, como una simple bicicleta, o sus pies para caminar hacia la escuela, donde el profesor cada mañana, les estará esperando en la puerta, con una amplia sonrisa, y todo preparado para empezar.
Allí un profesor estricto pero sereno, ayuda a aprender desde los más pequeños, hasta los mayores que están apunto de pasar a la escuela secundaria. Todos, estan unidos en una misma clase, que es abierta e intercultural, ya que hay niños de todas las edades y de otras culturas.
Esta organizada por espacios y rincones, en diferentes grupos de trabajo.
Un deber de matemática que compromete a toda una familia en torno del escolar puede ser toda una epopeya; el lento entrenamiento en la convivencia con el compañero al que se detesta (o se teme), un arduo paso en la distinción entre las propias fronteras y el respeto hacia el otro; la primera aproximación de un chiquitín a la noción de infinito, una aventura fascinante; la perspectiva de abandonar la acogedora intimidad de la pequeña escuela de aula única para ingresar en el colegio secundario, institución grande, anónima y burocrática, un ensayo de la incorporación al mundo adulto, siempre ancho y ajeno.
Todo ello, se vive en entre estas paredes, donde un profesor se encuentra al borde de su jubilación, con pena por no querer dejar este trabajo al que le ha dedicado tantos años y al que le tiene verdadera vocación.
Aprender a contar, a cocinar o a escribir al dictado como a compartir juegos, a respetarse a sí mismos y a los demás y a expresar miedos y preocupaciones.En este lugar no solo se aprende a formar inteligencia,sino valores íntegros de cada persona.Por ello el profesor muestra una actitud cercana hacia los niños, dándoles plena confianza, para que se apoyen en el, en todo momento, ya sea para aprender a leer, una cuenta de multiplicar, la geografía...o para abrirse en el sentido de contar problemas, experiencias, miedos internos...
La enseñanza que realiza es llevada a cabo mediante juegos, por ejemplo a la hora de leer los niños se colocan en una mesa individualmente con el profesor. La relación entre el profesor y sus alumnos por tanto es muy cercana y les ayuda en sus relaciones sociales, inculca en sus alumnos por tanto valores morales, higiene, cocina, etc.
Cabe destacar que existe un sólo profesor para todas las asignaturas, y él se encarga de ofrecer aprendizaje a sus alumnos en todos los ámbitos posible.
El horario es de mañana y tarde, de manera que comen en la escuela.Y al finalizar la dura jornada escolar, vuelven a sus casas para hacer el papel ya no de simples niños que estudian en una escuela, sino de semi-adultos, ayudando a las tareas domésticas, incluso en los propios trabajos de los padres(como conducir un tractor, recoger la paja del establo...)Las familias son como una comunidad de agricultores comprometidos con la formación de sus hijos, para que puedan desarrollarse y ser felices, y por ello cuando los pequeños vuelven a casa, se ve que sus padres siempre estarán dispuestos a echarles una mano con los deberes.
Los rostros de los niños, sus gestos sencillos y sus miradas limpias. También el encanto de la misma escuela, el alto edificio aislado, la verja…todo se envuelve en un ambiente maravilloso.
Presenta la ternura de los niños de cuatro años, su admiración ante lo que aprenden, su confianza desarmada; y presenta también las dificultades interiores y de comportamiento de los preadolescentes de diez o pocos más años, su noble reacción ante quien sabe serles amigo. Todo bajo la “autoridad tranquila” de un maestro que es también un creador, un despertador de almas…
El profesor no sólo actúa como docente, sino también como tutor y orientador. Cuando los alumnos discuten entre sí, tienen problemas extraescolares o algún tipo de déficit en el aprendizaje, el maestro trata de poner solución a estas situaciones a través del diálogo, la moral, y la razón , además de enseñar a los alumnos a cumplir con su palabra. Otra de las enseñanzas que intenta transmitir a sus alumnos es ante todo el "RESPETO y SABER ESTAR".
Sobrecogedor es cuando el rostro del profesor se torna melancólico al rememorar sus 35 años de maestro, y como cada día está más cerca de que eso acabe.
Y se cierra este "cuento real" como las obras maestras se cierran: con un final admirable, tan simple, y al mismo tiempo tan cargado de sentimientos y de ideas, que enriquece la mente y duele en el corazón, y lo esponja.
1 comentario:
Me gusta mucho. La composición de las ideas de las fichas técnicas y el toque personal. Enhorabuena.
Publicar un comentario